Observando el día a día

vorera

A menudo en la calle, encima de una acera, de golpe tropezamos y del tropiezo nos retumba todo el cuerpo. Incluso notamos cómo nos ha crujido algún hueso, sino todos, pero no hacemos mucho caso y al cabo de 2 ó 3 días, o en el mismo momento, sentimos un dolor que nos paraliza y no sabemos porque – «si no has hecho ningún esfuerzo»-.

Este tropiezo será causa de desequilibrios que se han de corregir para evitar una cadena de disfunciones.

Y me diréis, no será tanto!

Fijaos en una cosa, la causa del tropiezo no es culpa nuestra, es culpa de la acera que está deformada o a veces mal diseñada, pero no nos meteremos en este tema. Podría ser un problema en la vista que puede provocar un mal cálculo del espacio, en un determinado momento, o un problema de las cervicales con una limitación del movimiento normal. Si tuviéramos un equilibrio global no nos pasaría esta situación, ya que una buena movilidad de la cabeza, junto con una buena coordinación de la vista, nos dará una mejor perspectiva de la acera.

De hecho, podemos ahorrarnos también lesiones como: esguinces de tobillo, tropezar contra una farola, caídas tontas, etc.

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