Cuando nace un niño/a, se le realizan las revisiones que dicta la medicina alopédica, se entrega el bebé a los felices padres, indicándoles unas premisas básicas con respecto a tales y cuales revisiones que deberá pasar su retoño y….. todos para casa.
En casa, el bebé no duerme bien, llora constantemente, está estreñido, tiene cólicos, le cuesta respirar, etc.
Ante este tipo de situaciones, los padres acuden al pediatra, el cual, tras comprobar que el niño/a no tiene fiebre, ni presenta infecciones en oído, nariz y garganta, les tranquiliza diciéndoles: no tiene nada, se le pasará en unos días. Estos días, a veces, se convierten en meses e incluso años. En ocasiones, esa patología que se supo diagnosticar y tratar, marcará de por vida a esa persona.
Los bebés y niños/as sufren dolores de todo tipo (de cabeza, articulares, viscerales, etc.), se estresan, se deprimen y en definitiva, padecen las mismas patologías que los adultos. El único problema radica en que los bebés y niños/as pequeños/as no hablan y no pueden quejarse y/o explicarse como los adultos. Simplemente lloran, no duermen bien, regurgitan, no comen, vomitan, padecen mucosidades, alergias, afecciones respiratorias, etc.
Los pediatras, las matronas, los osteópatas y en definitiva, toda persona relacionada con la salud y cuidado de los niños/as, deberían saber que 9 de cada 10 bebés que nacen padecen patologías susceptibles de ser tratadas por un osteópatas cualificado. Patologías que, de ignorarse, van a marcar la infancia, adolescencia y la etapa adulta de este ser vivo, tan ignorado habitualmente.
La osteopatía pediátrica es una rama, dentro de la osteopatía, de conocimiento obligado para todo osteópata que se precie.
La osteopatía de alto nivel, tanto en Europa como en Estados Unidos, incluye de base los conocimientos pediátricos en sus programas de formación. Por ello hay que desconfiar de la formación recibida por todo osteópata que no disponga de los conocimientos suficientes para atender a un niño/a.
La osteopatía, ofrece un amplio abanico de posibilidades terapéuticas para supervisar, tratar y apoyar a los bebés, niños/as y adolescentes en una multiplicidad de afecciones típicas en cada etapa de la vida. La dulzura y la calidad del tacto con que se realizan este tipo de técnicas, garantiza y avalan la confianza que los padres depositan en los profesionales que nos dedicamos al tratamiento manual de estos pequeños pacientes, SUS HIJOS.
El enfoque osteopático del paciente pediátrico se basa en la filosofía y los principios osteopáticos. Los osteópatas pediátricos utilizan la evaluación neuromusculoesquetética, craneal, visceral y el tratamiento de manipulaciones orientadas a identificar, tratar i intentar corregir la mecánica estructural, craneal y visceral ineficaz.
La osteopatía dedicada al tratamiento de los bebés y niños/as permite, primero, recuperar dolencias y disfunciones en nuestros pacientes y segundo, evitar con ello las secuelas inevitables que podrían marcar su equilibrio y posterior desarrollo. Es importante remarcar que la inmensa mayoría de las patologías que padecen los adultos son secuelas no tratadas, adecuadamente, de patologías sufridas durante la niñez.
Francisco Fajardo osteópata, DO